Avril Lavigne será portada de la edición de julio de la famosa revista Nylon. La cantante ha hecho una sesión de fotos muy sexy para el magazine. Y también ha concedido una entrevista en la que da detalles sobre el proceso de grabación de su próximo disco y cuenta anécdotas de su vida privada, tanto de sucesos pasados como de los presentes. He aquí la traducción de dicha reunión:
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Avril regresa tras superar uno de los períodos más oscuros de su vida.
Avril Lavigne tiene un sonido fresco, un nuevo amor y un compromiso por ser ella misma, tal y como es.
Avril Lavigne se siente agusto de noche. «Soy un ser nocturno» confiesa en el estudio de grabación de West Hollywood. Con creces ha pasado la hora a la que la gente se suele acostar, pero su trabajo acaba de empezar. Vestida como denominaríamos la versión rockera del uniforme casual (una chupa y una minifalda de cuero, una camiseta de Guns n Roses y unas botas con plataforma), Lavigne le da los últimos retoques a su quinto álbum de estudio, que saldrá a la venta en otoño. Dice que es su mejor disco hasta el momento, «aunque todo el mundo dice lo mismo de todas mis grabaciones». La melodía en la que estoy trabajando en estos momentos es muy malhumorada. Os lo podéis imaginar.» Pero, infaliblemente educada y alegre, confiesa que su nuevo trabajo es mucho más variado que su antiguo material. «Esta vez no se va a limitar a canciones que hablen de relaciones y de tíos» jura.
El primer single «Here’s To Never Growing Up» tiene el tipo de estribillo y el ritmo pegadizo quecaracterizan los clásicos himnos de rock con los que los fieles a Avril Lavigne, de los cuales 9.9 millones la siguen en Twitter, se han pasado la última década, escuchándolos hasta la saciedad. Prueba de ello es el lyric-video, en el que aparecen clips que los fans colgaron rockeando la canción. Los ganadores fueron seleccionados de entre miles de fragmentos enviados.
Nada que ver con Goodbye Lullaby, su último y melancólico trabajó que sacó en 2011, y que compuso cuando su matrimonio con Deryck Whibley, líder de Sum 41, se venía abajo. Tantas emociones y baladas románticas no llegaron a cuajar entre sus fans. «Sólo quería escribir canciones y hacer algo que fuese más artístico», explica. Sin embargo, aunque haya sido disco de oro en los Estados Unidos únicamente, fue un fracaso comercial en comparación con sus anteriores álbumes, que se metieron rápidamente en las listas de ventas y llegaron a ser multiplatino. Lavigne insiste en que era hora de desafiarse a sí misma: «Quería probar ese camino. No pretendía escribir un discazo que sonase en las radios».
Pero ella se tenía que estar oliendo algo. Las disputas con RCA (su sello discográfico desde hacía mucho tiempo) debido al retraso del lanzamiento y la promoción del álbum, deterioró irreparablemente su relación. «Estaba intentando hacer algo con ese disco, pero mi compañía no me apoyaba. Hubo muchos tiras y aflojas, muchas disputas por ciertos estilos de música y compositores. Todo un drama. Tuve que afrontar muchos retos relacionados con las personas que trabajan en el negocio».
Pese a sentirse consumida, Lavigne se embarcó en otra gira mundial. «Estaba hecha una mierda pero con la p*ta cabeza en alto. Los conciertos fueron los más duros que he dado en mi vida, e igualmente me hacían sentir bien. El apoyo incondicional por parte de mi fan base es una locura».
Con todo, confiesa «Me cansé en muchos aspectos y no sabía muy bien a dónde quería ir si seguía adelante». Y fue entonces, durante el tour, cuando Lavigne se enteró de que su mentor La Reid iba a convertirse en el nuevo director ejecutivo y presidente de Epic Records.
Los dos se conocieron por primera vez en 2000: Lavigne, que en aquel entonces tenía 15 añitos y vivía en un pequeño pueblo de Ontario con sus padres, se mudó a Nueva York para grabar una demo, y los rumores acerca de esta niña prodigio del rock captaron el interés de Reid, que entonces llevaba Arista. La contrató al momento con una cláusula de dos discos valorada en 1,25 millones de dólares. «(Los productores) asumieron que me darían la música hecha y yo les dije ‘No, debo escribir mi propia música’ Me miraban como si fuese una cría, en plan ‘¿Cómo cojones va a componer su propia música?’ Lo mejor de todo es que La Reid sí que me escuchaba. Él fue el que me dejó hacer lo que necesitaba hacer».
Su relación profesional terminó en 2004, cuando La Reid dejó de Arista y Avril se fue a RCA. Pero los dos siguieron manteniendo una amistad estrecha. «Cuando yo estaba pasando por esa mierda con mi último trabajo, él vino a mi casa, cuando ni si quiera trabajábamos juntos. Nos sentamos, hablamos y toqué para él algunas canciones. Él estuvo ahí para mí. ¿Verdad que es maravilloso? Nadie hace eso».
«Amo a Avril» dice Reid con respecto a mantener el contacto con su protegida. «Siempre me gustó trabajar con ella. Siempre me interesó lo que musicalmente hacía y también me interesaba cualquier cosa que hiciese con su vida».
Con Reid al timón de Epic, la lucha comenzó cuando consiguió contratar a Lavigne. «Y cuando me llamó para decirme ‘¡Volvemos a estar juntos!’ no pudo ser en un momento mejor. Desde aquel momento me sentí re-inspirada. Terminé la gira a finales de febrero del año pasado y me metí derecha al estudio una semana después».
Mientras tanto, Lavigne había contratado a Larry Rudolph, el famoso mánager que creó el imperio de Britney Spears y que revivió su carrera después de fracasar. Inmediatamente los dos se pusieron a trabajar en un nuevo disco, con el propósito de igualar el rompedor álbum Let Go, que según Rudolph es «una obra maestra del pop rock» y que vendió más de 15 millones de copias en todo el mundo. «Me encanta el rollo rockero infundido en todo lo que ella hacía en aquel entonces. Así que hablamos de volver a sus raíces, y eso se convirtió en nuestro mantra durante la creación de este disco» dice él.
Dos semanas después Rudolph dió con el colaborador perfecto para su nueva clienta. Se trataba de Chad Kroeger, líder de Nickelback, que conoció en una fiesta de nochevieja en México. «Le dije ‘Mira, tío, necesito que hagas una canción con Avril’. Chad nunca antes había estado con ella pero le interesó la idea. Le dije ‘Mira, los dos sois canadienses. Los dos sois reliquias del pop-rock’. ¡Este tío tiene como 17 números uno! Tenía sentido pensar en que trabajaran juntos.» Cuando le comentó la idea a Lavigne, ella se animó. «Él hace lo mismo que yo, es rockero, toca la guitarra, está en el escenario todas las noches, compone canciones» explica ella. Les llevó dos meses hasta que por fin se metieran juntos en la misma habitación, y lo único que ambos esperaban era, como mínimo, hacer una o dos canciones. Su primera colaboración fue una balada romántica llamada «Let Me Go». «Es una de mis canciones favoritas, no sólo de las de Avril, sino de todos los tiempos» dice Rudolph. «Líricamente me obligué a hablar de diversos temas de los que no he hablado antes. No quería que fuese tan simple, intenté expresarme y ser más profunda» dice Lavigne.
Lavigne fue más allá y refinó su sonido gracias al ganador del Grammy David Hodges, actual miembro de Evanescence y creador de hits conocido por su trabajo con Carrie Underwood. Un par de canciones con seña de identidad como lo son «17» y «Rock ‘n’ Roll» rinden homenaje a la juventud y a la rebeldía. Mientras que «Hello Kitty», un track electrónico y pegadizo que da rienda suelta a su lado experimental. «Bad Girl» que está cargada de guitarras, profundiza en un territorio más oscuro gracias a la colaboración de Marilyn Manson. Los dos se conocieron hace una década en uno de los conciertos que Manson dió en Toronto. Además de compartir severa repulsa por el sol (Avril dice que es uno de sus trucos de belleza), también tienen un respeto mutuo por la fuerza del otro. Mientras trabajaba en «Bad Girl» con Hodges en el estudio Avril pensó: «Joder, Marilyn Manson sonaría genial’. Y él me contestó ‘¡Ya lo sé!’. Así que le envió un mensaje de texto y poco después Manson estaba en el estudio». Se metió en la cabina de grabación y de repente propuso esta idea. La llevó a otro nivel».
El verano pasado las páginas webs se hacían eco de un rumoreado romance entre Manson y Lavigne, pero fueron rápidos en disipar esa idea. «Joder, no lo haría. Ella es canadiense. Sin ofender a los canadienses» era la broma que Manson le hacía a la prensa por aquella época.
Resulta que Lavigne se había enamorado de otra persona, de Kroeger. Una canción llevó a otra, luego a una tercera, y al final acabaron con material muy valioso para un álbum entero. «Nos lo estábamos pasando muy bien» dice Lavigne a la vez que suspira. «Empezamos como compañeros de composición, luego nos hicimos amigos, y ya empezamos a salir en verano del año pasado». En agosto le pidió matrimonio. En el cuaderno que Avril utilizaba de borrador durante el proceso de grabación del álbum, Chad metió una foto suya en la que salía con un anillo de diamantes de catorce quilates.
Como si de una señal se tratase, Kroeger acaba de entrar en la habitación desde una sala adyacente. Portando un pack de seis cervezas la besa en la mejilla y le susurra «¡Estás preciosa!» antes de regresar al trabajo. «És buena persona, honesto y amable. Para mí lo más importante es que tengamos tanta conexión, ¡Ser románticos!» dice a la vez que disfruta de la atención que él le presta. Estando sentada en un banco, señala una docena de rosas de tallo largo que demuestran que Kroeger se ajusta a las leyes del romanticismo.
Irónicamente, Lavigne le echó el ojo a a Chad por primera vez hace más de diez años en el Roxy de Vancouver, la misma noche que conoció a Deryck Whibley. «Vaya locura, ¿Verdad? Yo tenía 17 años y acababa de sacar ‘Complicated'» dice entre risas. Lavigne celebró su éxito entre chupitos y cuando Whibley la sacó del club a hombros, vió a Kroeger, que era muy famoso por Nickelback. «¡Él no tenía ni idea de quién era yo! ¡Acababa de colarme en las radios!». Pronto la conocería a fondo.»Yo no era una de esas chicas que enseñaba el ombligo, que tenía bailarinas haciendo coreografías y que usaba auriculares a modo de micrófono» comenta sobre sus orígenes en el negocio. «Aparecí de la nada, tenía mucho que decir con mis letras y tocaba la guitarra. Tenía una actitud y una puesta en escena muy diferente a la de las otras». Considera que la voluntad que tiene por adoptar los defectos que otras artistas están obligadas a ocultar, son parte de su atractivo. «Soy tan transparente. Si no soy yo misma, no lo haré bien; y esto afectaría a mis canciones, mi trabajo, mis relaciones, todo. Si no soy feliz, la gente lo va a saber». Rudolph le da la razón: «No se va a adaptar a lo que sea que esté de moda. Es una estrella del rock y seguirá siendo fiel a su corazón. Tiene una personalidad muy natural». Aunque cuando se le pide que confiese el mayor reto con el que ella se tiene que ver las caras, él rápidamente confiesa: «Tiene que equilibrar su vida personal con la profesional. Ese sería un gran reto para cualquiera que estuviera en su lugar».
Contará con la ayuda de un antiguo aliado suyo. «Soy como un vigilante para Avril, intento que la gente no la joda para que pueda hacer lo que desee. Soy su escolta. Soy el tipo que grita ‘¡No jodáis a Avril!'» dice Reid.
Y con varios retos pasados a sus espaldas, Lavigne afirma haber encontrado la importancia de la estabilidad. «He aprendido a tomarme las cosas con calma y comprender» dice, y también se lo recuerda el reciente tatuaje que tiene en el antebrazo «vivre dans le moment présent» (que significa «vive el momento» en francés). Pero el espíritu rebelde que en parte es responsable de que haya vendido un montón de millones de álbumes sigue firmemente intacto. «Me gusta hacer el tonto y el vago, sobre todo cuando las cosas se ponen serias. Demasiado de cualquier cosa no puede ser bueno. Es como cuando comes tu comida favorita todo los días, al final acabas harta. Bueno, acabo de descubrir lo que es el equilibrio, y ahora sé que debo tener algo».
TRADUCCIÓN HECHA POR AVRILSPAIN.COM
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Podéis ver los scans de la revista aquí: AvrilPix.com – [Revistas] Nylon (Julio 2013)
Y las fotos del photoshoot aquí: AvrilPix.com – [Photoshoots] Nylon (2013)