Hace casi una semana que Gordi nos ha dejado, habiendo cumplido casi los 15 años de edad
Cuando yo tenía tan sólo 7 añitos mi padre lo trajo a casa. Gordi llegó a casa la mañana siguiente a su nacimiento, teniendo un solo día de vida. He pasado toda la vida con él y hemos compartido momentos maravillosos juntos. Para mí era mucho más que mi mascota; yo le consideraba mi mejor amigo, mi alma gemela, mi hermano.
El pobre tuvo dos tumores benignos que nunca llegaron a desarrollarse ni le causaron ningún mal. Padecía de artrosis severa en las patas traseras, por lo que no podía andar correctamente sin ayuda. Nos enteramos de que existían sillas de ruedas para perros pero no podíamos permitirnos pagar 600€ por una así que mi marido le construyó una en 3 días con materiales que compramos en Leroy Merlin. Eso le devolvió la vida, volvía a sentirse joven, corría como un cachorro y en algunas ocasiones cogía tal velocidad que en dos ocasiones volcó el carrito, aunque hasta patas arriba se lo pasaba pipa. Era un perro muy mayor pero era muy feliz, bueno y cariñoso. Este último año nos mudamos a un chalet con jardín en medio del campo y aprovechó al máximo sus últimos días en la naturaleza.
Por desgracia, la semana pasada cayó enfermo. Empezó a tener un comportamiento totalmente contrario al que normalmente tenía. Se le veía triste, dejó de comer, no quería salir ni estar con nadie, quería estar solo en su colchoneta, empezaron a darle espasmos y tuvo otros síntomas que prefiero no escribir aquí. Llamamos al veterinario y le llevamos a urgencias. Le hicieron un análisis de sangre y lo que sucedía era que tenía un colapso de los riñones. Tenía los niveles de urea 5 veces por encima de lo normal. Realmente no tenía cura, la única opción era conectarle a un gotero 24h al día hasta que muriera y darle muchos medicamentos para intentar que mejorara algo, aunque ya nos advirtió que en perros jóvenes no ha tenido resultados. Como mucho le habría alargado la vida en 3 meses pero no tendría calidad de vida e iba a sufrir, ya que los síntomas empeorarían. Así que tuve que tomar la decisión más dura de toda mi vida: la eutanasia. Me dejaron sola en la sala y me despedí de Gordi, con el alma rota y sin parar de llorar. Cuando llegó el momento la veterinaria nos preguntó si queríamos estar presentes, yo por supuesto que quise, quise estar ahí hasta el final, no podía dejarle solo cuando él más me necesitaba. Tampoco quise que lo sacrificara ella, quise hacerlo yo porque creo que era mi deber. Cuando le cogieron la vía nos miró a los ojos y movió el rabito como dando las gracias. Le pregunté a mi marido si él quería ponerle la primera inyección que lo anestesió y la segunda y tercera se las puse yo. Se quedó como dormido y me agarré a él entre lágrimas repitiéndole lo mucho que le quería. Decidí incinerarlo así que pasaron a recoger su cuerpo y fuimos hasta el crematorio de mascotas. Allí pudimos ver su cuerpo antes de la cremación, dice mi marido que me dió una especie de ataque y cuando vi su cadaver corrí a verlo, lo abracé por última vez y le toqué. Lo único que recuerdo era que estaba muy frío, yo no podía pensar con claridad, lo único que hacía era llorar y verle ya sin vida me causó una especie de shock. Cerraron el horno y tuvimos que esperar unas horas para recoger sus cenizas en una urna.
Lo más duro fue volver a casa, reconocer que él ya no estaba allí y que nunca más estaría, que ya no le vería nunca más, que no podría volver a abrazarle ni besarle. Y me derrumbé. Me he pasado estos últimos días llorando, sin poder contener las lágrimas porque le echo tanto de menos y todo me recuerda a él. Esta noche al fin he conseguido dormir algo, pero me despierto a media noche llorando, después de soñar con él. Nada me consuela, todo me aburre, no tengo ganas de hacer nada y ni si quiera como. Me encuentro emocionalmente tan mal que el médico me ha dado la baja laboral.
Ahora el único consuelo que me queda es que ha sido un perro muy feliz, que se ha sentido muy querido, que nunca ha sufrido y que me ha tenido ahí desde el principio hasta el final. Es la cosa que más he querido en esta vida y siempre le llevaré en el corazón.
GORDI ♥ (1998-2013)