AVRIL LAVIGNE, FABRICANTE DE PERFUMES
por Toria
--Me debo a mis fans --repitió Avril por enésima vez--, y no puedo fallarles. Si van a sacar un perfume inspirado en mí o con mi nombre, debo tomármelo en serio.
--Pero eso no significa que lo tengas que hacer tú misma --repitió Deryck, medio ronco ya--. Lo harán las casas de perfumes.
--Ni hablar. --Avril se puso mística--. Yo me debo a mis fans. Incluso en mi revista ya han propuesto nombres...
--¿En tu revista?
--Claro. Avrilspain es mi revista. Pues proponen The Best Damm Perfum, Eau de Lavigne y Esence d´Avril. No puedo fallarles, así que lo haré yo misma. Las chicas que se lo pongan han de reconocer a Avril en el perfume, y los chicos que lo regalen a sus novias o a las chicas a las que se declaren, han de quedar bien.
--Pero si tú no sabes nada de perfumes. ¿Y si sacan un vino con tu nombre, como hace Madonna, te pondrás a pisar las uvas tú para hacerlo?
--Claro que no. Mis fans no beben vino, sólo refrescos o cerveza. Y para pisar las uvas, antes debería lavarme los pies, ¿no?
--Sería recomendable, sí --reconoció Deryck.
--Me voy al taller que tenemos arriba y me pondré manos a la obra para hacer el perfume. Fui a una juguetería y compré un juego de química, y rosas rosa y flores de color rosa, además de frutas más o menos rosa...
--¿Frutas rosa?
--Fresas y grosellas. Bueno, es lo que más se parece al rosa, ¿no? Con mezclar cosas y chafarlas o destilarlas, algo saldrá.
Deryck murmuró algo para sí mientras Avril subía decidida al piso de arriba.
Pasó una hora y en eso que llegó Evan de visita.
--Hola, ¿qué tal? ¿Está Avril? --preguntó.
--Arriba, en el taller, haciendo no sé qué... --dijo Deryck, que estaba pasando la aspiradora tal como le había ordenado Avril--. Oye, ¿tú no tienes casa o qué?
--Sí, claro, ¿por qué lo preguntas?
--Porque te pasas la vida metido en la nuestra... ¿Qué vienes a hacer hoy?
--Oh... Ah... Esto... A ensayar. Vengo a ensayar.
--¿Ensayar el qué? ¿Y dónde está la guitarra?
--Pues... esto...
En ese momento Evan y Deryck empezaron a notar un tremendo pestazo que se extendía por toda la casa.
--¿Qué diantre es eso que huele tan mal? --preguntó Evan--. Se os ha reventado la cañería del váter o algo así...
--No, hombre... Diantre, huele fatal... Pero viene de arriba. ¡Hostia, viene de arriba, de donde Avril está haciendo su pefume! ¡Vamos!
Evan y Deryck subieron corriendo la escalera y al llegar ante la puerta del taller, vieron que por debajo de él salía una niebla de color rosa.
--Hay que echar abajo la puerta --dijo Deryck--. Algo le ha pasado a Avril con lo del puñetero perfume que se ha empeñado en hacer...
Echaron abajo la puerta. Dentro había una inmensa nube rosa ocupando todo el lugar. Avril estaba inconsciente en el suelo.
--Se ha caído de alguna manera y al golpearse la cabeza ha perdido el sentido --dijo Deryck--. Saquémosla afuera...
--Oye, Deryck --dijo Evan, muy sonriente--Je, je... esto olerá mal pero... ¿no notas que coloca bastante?
--Hu... Andas, pues es verdad, estimado Evan. Huau. Oye, estos elefantes que flotan ¿existen o me los imagino?
--Querido Deryck, je je, yo no veo elefantes, veo conejitos de colores...
--Ja ja, qué bien. Oye, ja ja, saquemos a Avril y luego nos abrazaremos para sellar nuestra amistad...
--Eso, y abrazaremos a Avril también, ja ja. Mira, un canguro de color verde...
--Y veo allá un gato zurdo de Borneo... Ja ja, vamos. Qué mal huele pero qué divertido es esto...
Riendo y la mar de felices, Evan y Deryck cargaron con Avril y bajaron las escaleras hasta salir al jardín de la casa, donde dejaron a Avril tendida sobre la hierba. Luego se abrazaron contentos y riendo.
Mientras, la nube rosa, enorme, salía de la casa y se escampaba por todo el jardín. Al poco rato, llegaron los bomberos. Se acercaron a Evan, Deryck y la tendida Avril muy enfadados, pero al entrar en la nube rosa empezaron a sonreír.
--Hola, amigos... --dijo el jefe de bomberos--. Ja ja. Qué bien. Buen rollo, colegas. Esto... ¿exactamente qué pasa aquí?
--Paz y amor, tío --dijo Deryck--. ¿Ve esos elefantes azules volando?
--No, ja ja --rió el jefe de bomberos--. Veo pingüinos rosa... je je, ¿me permiten abrazarles? ¿Está enferma la señorita?
--Abráceme, hombre, abráceme --dijo Evan--. Ay, qué risa. No, está desmayada... Jo, qué colocón llevo, Deryck...
--Pues si vieras yo... Hombre, mira, un bombero. Abráceme, hmbre.
Un bombero que llegaba para recibir órdenes se abrazón con todos y dijo:
--Esto debe de ser muy grave, ji ji, porque me están entrando ganas de correr a hascer las paces con mi mujer, que nos peleamos hace tres años y la madé al cuerno...
--Podemos ir todos a abrazarla --dijeron Eva, Deryck y el jefe de bomberos a la vez.
En fin, la nube, por desgracia, se fue elevando, elevando, y desapareció hacia arriba, arriba, hasta perderse de vista y escapar luego de la atmósfera de la Tierra. Para entonces, al no estar bajo sus efectos, las cosas volvieron --por desgracia-- a la normalidad.
--¿Qué coño ha pasado aquí? --prergutó cabreado el jefe de bomberos--. ¿Pretendían envenenar a toda la ciudad o qué?
--Diantre, jefe --dijo el bombero--. He estado pensando en hacer las paces con mi mujer... Qué asco.
--¿Dónde estoy? --pregutó Avril recuperando el conocimiento.
--Er... mi esposa estaba en neustro taller y algo de un juego infantil de química se escapó a su control...
--¿Me toman el pelo? ¡Todo el mundo a la comisaría!
Bueno, las cosas acabaron bien, porque nadie sufrió daño alguno, excepto el coscorrón que se pegó Avril. De regreso en casa, Deryck le preguntó a Avril:
--¿Se puede saber de qué estaba hecho ese perfume?
--Pues no recuerdo. Yo iba mezclando cosas, y chafando flores y frutas en el mortero..., pero no me acordé de anotar nada y se me ha olvidado todo... Qué desastre... He fallado a mis fans... ¿Me lo podrán perdonar? ¿Y qué tal olía el perfume?
Deryck meditó un rato.
--Ejem, no te lo sabría decir... Creo que es mejor dejar esas cosas a los expertos.
Avril gruñó un buen rato, pero se resignó. En fin, al menos lo había intentado.
FIN.
