AVRIL EN SU DÍA DECISIVO
Historia por Toria
Un día de otoño de 2001 Avril Lavigne abandonó el estudio de Antonio Reid dando un fuerte portazo. Furiosa, decidió volver al lugar donde estaba con su hermano en Nueva York, pero no quería ir de tan furiosa como estaba, así que corrió a los lavabos del edificio para desahogar su rabia a solas.
Abrió la puerta con tanta energía que casi se la estampa a una mujer que se disponía a salir de allí.
--¡Hey, niña! Cuidado, por favor.
--No soy una niña --repuso Avril, aún rabiosa--. Ya tengo dieciséis años.
--Oh, vaya, ah... Perdona, es que..
--Simplemente soy bajita, ¿vale, tia?
--Humm... Se te ve muy cabreada. ¿Qué te pasa?
--Nada. Mis cosas.
--Tú no vives aquí, supongo, porque esto son oficinas de gente relacionada con la música, así, que... ¿eres cantante?
--No. Sí. Vaya, lo iba a ser.
--¿Lo ibas a ser?
--Sí. Pero esos idiotas quieren que cante memeces. Quieren que cante sus canciones idiotas y estúpidas, y yo quiero cantar las mías.
--¿Escribes canciones?
--Tengo una libreta llena de historias. --Avril miró con orgullo a la mujer--. Y esas son las canciones que quiero cantar, ponerles música, una música buena. Pero ellos no, quieren el "te amo" y "quiero vivir" y chorradas cutres.
--¿De qué van tus canciones?
--Mi gente. Mis chicos. Mis cosas.
--¿Tus chicos? Vaya. Pues no te dejes pisotear por esa gente de ahí arriba.
--Ya, tía, eso es fácil para ti decirlo, pero... He de pasar por su tubo.
--Cede en algo. Mira, si estás aquí es porque te han ido a buscar ellos, ¿no?
--Er, sí, la verdad es que sí.
--Les interesas. Pues plántales tu libreta en la cara, y que se la traguen. Ponte dura. Cede en algo a cambio de otro algo. Toma y dada, por decirlo así. De lo contrario... A tu edad te pueden manipular.
--¿Cómo lo sabe?
--Oh, a los quince años yo había grabado ya disco de folk, y tuve que esperar a los veinte para cantar, como dices, tú, "mis cosas, mis chicos".
--Vaya. Oiga, vaya peazo dentadura que tiene usted...
--¡Ja, ja! Oye, pues tú tampoco te quedas corta...
--Es el colmillo ese que tengo...
--Mágico, sin duda. Bueno, las que tenemos "peazo dentadura", como tú dices, hemos de ayudarnos. A la que te vean el colmillo... los enamorarás a todos.
Avril se rió con ganas.
--O sea, que la cosa va así --siguió diciendo la mujer--. Hay que dejarles que se crean que pueden tenerte, para tenerles tú a ellos. Venga, oye, no te amilanes. Vuelve arriba, y les dices que o tus canciones, o nada. Que se busquen otra. Verás cómo empezarána ceder.
Avril la miró dudando.
--Hazlo --la mujer se agachó un poco para mirarla fijamente--. Puede que no dure mucho, en este mundo nunca se sabe, pero puede que "tus cosas, tus chicos, tu gente", hagan feliz a personas que con otro tipo de canciones, no lo serían o lo serían de otra manera. Y eso, niñ... chica, nunca lo sabrías. Hazlos feliz con tus cosas, no con las de ellos.
--Lo ve usted muy fácil.
--No. No digo que sea fácil. Sólo que luches por ello, y así algún día sabrás si ha valido la pena.
Avril meditó en ello.
--Sí, creo que lo haré. Subiré y les diré que mis canciones o nada.
--Eso es. Con este colmillo, no puedes cantar chorradas, niñ... chica. Oh, Dios mío, me tengo que ir o perderé el avión.
La mujer se fue corriendo, mientras Avril se miraba al espejo, como para tomar fuerzas. Entonces se dio cuenta de que ni siquiera le había preguntado a la muer su nombre. "Qué maleducada soy", pensó.
Y subió corriendo las escaleras para cantarla la caña a Antonio Reid.
A finales del 2005, Avril recorría tiendas de Los Ángeles con su novio Deryck, y entraron en una de música. Deryck quería comprar una colección de CDs para un amigo que celebraba al día siguiente su cumpleaños, y en tanto él buscaba lo que quería comprar, Avril, discretamente, se acercó al sector de solistas femeninas de rock. Se bajó un poco sus negras gafas para echar un vistazo. Sus CDs estaban allí, junto los de gente como Alanis Morissette, Janis Joplin, Taina Shawn... En cambio, y eso le hacía mucha gracia, sus rivales como Hilary Duff o Britney Spears se amontonaban en otro sector, el de la música disco, tecno y demás, como en un mundo aparte. Curioseando entre sus colegas de rock y pop rock, su vista tropezó con una cubierta que le llamó la atención. En él se veía una mujer, con tejanos azules, descuidadamente apoyada en una pared, llevando una camiseta, pelo rubio-castaño, una sonrisa como de bienvenida, y un cierto tono de sorna suave en todo, como si estuviera de vuelta de todo. Avril funció el ceño. El nombre de la cantante no le era conocido de nada, pero, bueno, era tanta la gente buena que aún no conocía... Y sin embargo, algo en ella le resultaba familiar.
--"Have You Seen Me Lately?" --leyó en voz alta para sí el título del CD: "¿Me has visto últimamente?"--. Pues juraría que sí, pero...
En ese momento, Deryck la llamó, acababa de encontrar justo lo que buscaba. Y Avril olvidó el Cd, lo dejó en su sitio y corrió a reunirse con su novio. Con su chico. Era una chica de veintiun años, feliz, famosa, orgullosa de lo que era y lo que había logrado. La gente la quería por lo que ella les cantaba, lo que les decía y los sentimientos que les hacía sentir. Feliz y dichosa de lo que era corrió a reunirse con su chico.