Epílogo
1 de la mañana. El hospital estaba muy frío a esas horas de la noche. Una chica recostada en un sillón se arropaba con una manta fina, lo único que le habían podido dar en el hospital. Su cabeza no dejaba de dar vueltas pensando en lo sucedido. Había pasado todo demasiado deprisa. Una nueva lágrima corría desde su mejilla hasta la comisura de sus labios. No le importaba llorar, estaba sola en la sala de urgencias. Llevaba horas esperando a que terminara la operación. Intentaba albergar esperanza, pero en el fondo su corazón estaba destrozado. Cada vez había menos posibilidades de que volviera a verlo con vida. Lo único que deseaba era poder abrazarlo una vez más, sintiendo su cuerpo contra el de él, mientras éste le acariciaba el cabello... Su pensamiento se interrumpió al escuchar unos pasos que se acercaban. Levantó la cabeza. Un médico se acercaba a ella con una gran sonrisa. Casi pudo notar como su corazón se encogía de felicidad al escuchar sus palabras.
- Señorita Lavigne, buenas noticias. -.
FIN.
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(Quería sorprenderos con este final, lo tenía todo pensado desde el principio... xD)