Avril descansaba tras un largo concierto. Se sentía algo triste, ya que había fallado en la última canción. “No sé cómo se me pudo olvidar la letra”, pensó.
Continuaba dándole vueltas al asunto cuando Evan apareció en su camerino. La sonrió y fue a coger la funda de su guitarra, la cual había dejado allí antes de tocar. Miró a la chica y ésta se sonrojó. Había estado llorando.
- ¿Qué te ocurre? – preguntó el chico – Se te ve triste.
- Nada, sólo que... – Intentó explicarse, pero acabó por llorar de nuevo. Evan se acercó rápidamente y se sentó a su lado.
- Pero, ¿qué te ha pasado, Avril?... Ah... ¿es por la última canción?... Ésa que nos ha salido a todos tan mal... ¿no?
Avril lo miró y asintió. Evan sintió un cosquilleo cuando sus dos miradas se encontraron. No lo entendía, había pasado muchos momentos con Avril y nunca se había sentido así... tan... era inexplicable.
- Me han dicho que Deryck pasará por aquí dentro de media hora – Dijo el chico, con un tono de voz malhumorado que ni siquiera él entendió.
- ¿Por qué lo has dicho así? – Preguntó la chica, alarmada. Evan miró al suelo y trató de comprender que había sentido... oh, no... había sentido celos. ¿Celos? Nunca le había gustado Avril, entonces, ¿por qué sentía éso ahora?
- Se me ha escapado – dijo él – Pero yo tengo que irme, Avril, Matt me estaba esperando para...
- No te vayas ahora que has venido... sólo quédate un poco para hablar del concierto de hoy, o de algo. Necesito compañía.
- Pero...
Al chico le había entrado otro cosquilleo cuando su amiga le pidió que se quedara. Alarmado, comprobó que daría todo por quedarse con ella, y que ahora Matt y sus asuntos le importaban bien poco. “Ella es sólo una amiga”, pensó, “y quiero que sea sólo una amiga”. Pero... no era así. En el fondo no quería que fuese una amiga, quería que fuese algo más. Horrorizado, miró a Avril.
- Lo siento, pero tengo que irme. Hablaremos en otro momento – Y se fue de allí corriendo, después de haber sentido aquellos extraños sentimientos hacia ella. “Está con Deryck”, pensó Evan, mientras se dirigía al camerino de su amigo, “No puedo hacer... nada de lo que deseo hacer con ella”, y dio un respingo al comprobar lo que había pensado. Sí, estaba enamorado de su amiga... y no sabía por qué tan tarde, por qué ahora y no antes.
No tardó en aparecer Deryck por allí. Cuando Evan se enteró, no pudo evitar sentir odio, pero esta vez no reprimió sus sentimientos.
- Hola, Evan – saludó el joven - ¿qué tal os fue ayer el concierto?
- ¿Así que no le viste? – preguntó Evan.
Deryck levantó una ceja y lo miró, extrañado, pero no dijo nada al respecto – No, no vine. Ya se lo dije a Avril, así que no creo que haya sido una sorpresa para ella.
- Comprendo – dijo Evan, mordiéndose el labio inferior - ¿Ya os vais a ir?
- Sí, supongo que estará cansada – Sonrió – Hasta luego, Evan.
Evan lo vio marchar y aguantó sus ganas de correr y pegarle un buen puñetazo. Dio la vuelta y se dirigió a su camerino, angustiado, triste, sólo... “Es una tontería”.
Al poco alguien llamó a la puerta. Contestó con un pequeño hilo de voz y vio que era Avril quien allí estaba. No supo qué hacer, sabía que era ella, la misma chica de siempre, pero la veía con otros ojos, como si fuera diferente.
- Me tengo que ir ya – dijo ella, entrando y cerrando la puerta tras de sí – pero no quería irme sin despedirme. Hoy te noté raro a ti también... ¿te ocurre algo?
Evan miró directamente a los ojos de su amiga. Estaba cansada, pero se notaba el mismo entusiasmo que siempre mostraba al hablar con él. Con eso no le valía... él quería más, mucho más. Pero no podía ser posible, y por un lado lo entendía, aunque por el otro, se lamentaba. Acabó por sonreír.
- Cansancio – respondió – nada que deba preocuparte.
- En tal caso, tengo que marcharme – Dijo ella. Se acercó. A Evan se le erizaron los pelos de la nuca, sintió un escalofrío... y se acercó a ella también. Sin embargo, no tuvo valor para besarla, y tuvo que conformarse con un beso en la mejilla. El tiempo se le había acabado, su oportunidad acababa de pasar de largo delante de sus narices y él lo había consentido.
- Avril – dijo – Espero que otro día la despedida sea mejor.
La chica lo miró, frunciendo el ceño, y le dedicó una sonrisa. Abrió la puerta y se fue.
Evan supuso que se marcharía con Deryck, después de haberla dado un beso, un abrazo, cariño, caricias... algo que él nunca podría darle. O al menos, por el momento.