Cuando Avril llegó a su casa su marido ya estaba allí. Ambos se saludaron con un beso frio.
- Hola cariño, ¿dónde has estado? -.
- En casa de Sam, hablando algunas cosas, ¿y tú? -.
- Por ahí, liandola un rato, ya sabes, jejeje. -.
''Claro, espero que te lo pasaras bien mientras me dejabas sola una vez mas.''
- Oye, Sam y Tom han dicho que vayamos mañana con ellos al Midnight, a cenar. -.
- ¿Mañana? Vaya... Que pereza... ¿Tú quieres ir? -.
- Pues si, me apetece la verdad. -.
- ¿Y porqué no vamos otro día? -.
- Por que ellos van mañana, no 'otro día'. -.
- Bueno, pues nada, iremos... -.
- Mira Deryck, si no te apetece dejalo, ire sola. -.
La chica cada vez estaba más enojada.
- Venga no te pongas asi, ire contigo. -.
- Gracias. -.
Volvieron a darse un beso frio y la cantante subio a su cuarto. Se obligo a recordar lo que le había dicho Samantha. ''Date tiempo, ¿vale?.''.
- Como si fuera tan facil... -. Susurró mientras una lagrima resbalaba por su mejilla.
La alarma de un movil comenzó a sonar. Eran las 9 de la mañana del Viernes, y la sintonía de Los Simpsons interpretada por Green Day que salía de su movil despertó a Gonzalo. A pesar del 'Jet Lag', había dormido bastante bien y se encontraba con ganas de jugar el partido. No era más que un amistoso simbólico contra los Galaxy, el equipo de la ciudad en el que Beckham estuvo tras abandonar el Madrid. Sabía los fines publicitarios que tenía el partido, pero aun así tenía ganas de jugarlo, ya que no había nada más gratificante para él que jugar un partido de futbol. Se levantó de la cama y en menos de 20 minutos ya estaba duchado y vestido para bajar a desayunar con el resto de la plantilla. De ahí viajarían a una breve sesión de fotos y después a comer, poco antes de comenzar el partido. Antes de bajar al comedor del hotel encendió la tele, más por costumbre que por interés, y en la pantalla apareció una cara masculina que le era algo familiar de algunas fotos y videos. No con mucho interés, leyó el titular que se encontraba en la parte inferior de la tele:
- ¿Problemas en el matrimonio Whibley - Lavigne? -.
La reportera hablaba a continuación de la situación en la que se encontraba la pareja, contando que cada vez se les veía mas distanciados.
- Mierda de programas del corazón... No os encerrarán a todos en la carcel algun día... -.
Gonzalo apagó la tele y arrojó el mando a la cama.
- ¿En qué puedo ayudarle señor? -.
- Hola, tenemos una reserva a nombre de Tom Adams. -.
- Sígame, por favor. -.
Las 2 parejas siguieron al recepcionista del restaurante que les guio a su mesa.
- Espero que disfruten de la velada. -.
- Gracias. -.
El restaurante era lujoso, muy lujoso, lleno de cuadros caros y lamparas de araña que colgaban del techo. Todos cogieron sus cartas de la mesa y empezaron a buscar la que sería su cena. Había un silencio algo extraño, especialmente entre Avril y Deryck, aunque de una forma distinta, ya que ella parecía preocupada mientras su marido parecía despreocupado. Samantha se dio cuenta de esto y rompio el hielo.
- ¿Habeis visto el partido? Ha ganado el Real Madrid, ¡5-0! -.
- ¡Dichoso futbol! Sam, a veces pienso que quieres más a ese futbolista español que a mi. -.
- ¿Pero tú le has visto bien? -.
Tom fruncio el ceño ante el comentario de su mujer, y Avril se interesó por el tema, ya que Deryck parecía estar en su mundo.
- ¿Qué pasa, ha jugado bien ese tal Gonzalo? -.
- ¿Bien? ¡Ha marcado 4 de los 5 goles! Es increíble... -.
- Bueno bueno, ya está bien, ya me has dado la tarde viendo el partido contigo, ¡no me des la cena comentándolo ahora también!-.
- Vaaaaale... No te enfades cariño mio, si sabes que solo tengo ojitos para ti... -.
- Si, claro... -.
Avril se reía ante la escena de sus amigos. Por primera vez en muchos años sintio algo de envidia de ellos, al verles tan felices... Ahora Deryck se limitaba a mirar a los lados de vez en cuando, viendo quien mas había en el restaurante.
- Oye Av, ¿esos de ahí no son...? -.
Su frase quedo apagada por los ruidos que venían de la puerta. Un murmullo crecía desde el exterior. Los 4 miraron en esa dirección y se encontraron a unas 20 personas, todas ellas vestidas de idéntica forma, dirigiendose hasta una serie de mesas que habían juntado, justo al lado de la de ellos. Avril aguzó un poco la vista para ver la inscripción que tenía el bolsillo delantero de la chaqueta.
- Real... ¿Madrid? -.
La cantante pudo escuchar el grito de sorpresa de su amiga Samantha. No solo había leido la inscripcion en la chaqueta, sino que había visto a su gran ídolo allí, a unos pocos metros de ella, dirigiendose a la mesa. Avril también lo vio, y pudo confirmar lo que había pensado cuando lo había visto por primera vez en la televisión. Era un chico alto, de apariencia normal, que podría haber pasado por una persona cualquiera. Pero todo cambiaba al ver el rostro del chico. No era el típico chico guapo como otros futbolistas, pero ni mucho menos era feo. Tenía el pelo algo largo, y lo llevaba bastante despeinado, como si no le importara, pero aun así le quedaba muy bien, o eso pensaba la cantante. Pero donde mas destacaba era en su mirada. Tenía una mirada profunda, mucho más de lo que parecía por la tele. Avril se quedó mirándolo unos segundos, y en un instante, solo un instante, sus miradas se cruzaron. Avril pudo sentir como los ojos del chico la examinaban hasta llegar a lo mas profundo de su ser, pudiendo leer sus pensamientos, sus sentimientos... Pero no era una mirada dura, era una mirada tierna que podía cautivar. La cantante le aguantó la mirada un par de segundos, y rapidamente volvió su mirada a la mesa, claramente intimidada. El chico continuo avanzando hasta llegar a su asiento, el mas alejado de la mesa. Desde ese asiento quedaba muy cerca de la mesa de los 4 amigos, y la tenía en su vista solo con girar un poco la cabeza. Samantha hizo el gesto de levantarse.
- Cariño, ¿qué vas a hacer? -.
- ¡Voy a pedirle un autógrafo! -.
- No, ahora no, esperate al final de la cena, ¿vale? -.
- Está bien... -.
Avril permanecía mirando a la mesa, no quería levantar la vista y volver a cruzarse con la mirada del futbolista. En realidad, no era una chica demasiado tímida, y a veces podía ser incluso desvergonzada, pero la mirada de ese chico tenía un efecto raro en ella.
- ¿Avril, estás bien? -.
No era Deryck, sino Tom, el que le había preguntado, ya que su marido seguía examinando el rostro de los futbolistas.
- Si, si, tranquilo, es solo que tengo hambre... -.
- Será mejor que pidamos. -.
Las 2 parejas pidieron y esperaron pacientemente a que les sirvieran la cena. El silencio de las parejas duró poco, ya que una conversación llegó a su mesa. Se trataba de Gonzalo y un compañero de equipo, que parecían hablar de algo serio. Todos hicieron un esfuerzo por escuchar mejor. La conversación se daba en un inglés perfecto, por lo que no tendrían problemas para entenderlo todo. Hablaba el compañero de Gonzalo.
- ¿Gonzalo, cómo que no vas a comer? -.
- Esto son pijadas yankees tio... ''Fue de Oca'', ¿qué coño es fue de oca? -.
- Joder, que más dará, tú come un poco, ¿o quieres que se cabreé el entrenador? -.
- Uf, mira como tiemblo... -.
- Joder Gonzalo, desde que llegamos aquí estás un poco de bajón, ¿se puede saber que te pasa? -.
- No aguanto esto Roy... Esta vida llena de lujos y de... Fue de oca... joder ahora lo que querría es estar en mi casa tomándome una pizza y viendo una buena peli con los amigos...
Avril escuchaba con atención y no podía evitar sorprenderse. Ese futbolista iba a tener mas cerebro del que había pensado después de todo, y en el fondo no podía evitar sentirse identificada con algunas de las cosas que decía, como la pizza, la peli y los amigos. Le resultaba divertido ver que su personalidad no era tan distinta a la de uno de esos futbolistas que tanto había criticado.
- ... Venga ya, siempre con eso tio... Eres futbolista, de los mejores del mundo, ¿qué más quieres? -.
- Pues quiero una vida normal como futbolista... No se porque el futbol tiene que estar tan unido al lujo y a los excesos. -.
- La verdad, no te entiendo tio... -.
- Ya, nadie me entiende, eso no es nuevo... Bueno mira, voy al baño. -.
Gonzalo se levantó de la mesa y se marchó, perdiendose por un pasillo que llevaba al baño y a la terraza del restaurante. En la mesa, los 4 amigos guardaron silencio durante unos segundos. Finalmente, Deryck habló.
- Vaya Sam, parece que a tu ídolo le falta un tornillo, jajajaja. -.
A nadie mas le hizo gracia el comentario. Sam miro desafiante al marido de Avril, mientras que ésta se dolía del comentario de su marido. Sin saber porque, ese comentario le había dolido también a ella, ya que se sentía muy identificada con algunas de las cosas que pensaba Gonzalo. Aun así, se mantuvo en silencio recordando la conversación que acababa de escuchar.
Poco a poco, la normalidad fue volviendo a la mesa, aunque Gonzalo no volvía del baño. Incluso su entrenador preguntó por él a su compañero Roy, que le contesto algo así como ''se habrá caido por la taza del vater''. El entrenador volvio a sentarse y no preguntó más por él, asi que los 4 amigos decidieron no preguntarse más por él tampoco y disfrutar de la velada. Pero la cena no llegaba, por lo visto habían tenido un pequeño inconveniente en la cocina. Deryck no pudo dejar pasar la ocasión para soltar un comentario relacionado con ''cucarachas en la comida''. Su comentario también hizo reir a Tom, pero Avril decidio no aguantar más y se levantó de la silla.
- Voy un momento al baño. -.
- Av no tardes, no creo que tarden mucho. -.
- No, tranquila Sam. -.
La cantante se alejó de la mesa y tomo el pasillo que llevaba al baño. Pero antes de llegar, se detuvo en la puerta de la terraza, observando la escena que tenía lugar ante ella. Un hombre alto, con chaqueta negra, se encontraba apoyado en la barandilla de la terraza, desde la que había unas vistas increíbles de la ciudad de Los Ángeles. Avril no tardó en reconocer al famoso futbolista español. El hombre, visiblemente incómodo, se quitó la chaqueta y la dejó sobre la barandilla. Acto seguido se desatacó la camisa y se aflojó la corbata. Caminó hacia uno de los lados de la terraza, usando los cristales de la misma a modo de espejo, cuando le sorprendio una voz femenina a su espalda.
- Mucho mejor así. -.
El futbolista se dio la vuelta y vio en la puerta de la terraza a una preciosa chica rubia, de ojos azules y piel blanca. La chica llevaba un bonito vestido negro, propio para ir a cenar a restaurantes como ese. Gonzalo la reconocio enseguida porque ya la había visto antes en el restaurante, donde sus miradas incluso se habían cruzado. El futbolista seguía inmovil y en silencio. Avril no sabía porque había dicho eso, y se sintio algo estúpida, asi que se apresuró a explicar su comentario anterior.
- Digo que estas mejor así, sin la chaqueta y... Bueno... -.
Avril se detuvo, ''¡¡pero que estoy haciendo!!''. En ese momento, su mirada volvio a cruzarse directamente con la del chico, y volvio a sentir como sus ojos le examinaban, llegando incluso hasta su corazón. El muchacho esbozó una leve sonrisa.
- Gracias, Avril Lavigne. -.