UN DÍA EN EL CAMERINO DE AVRIL
(audaz reportaje periodístico por la intrépida reportera Toria)
Avril nos ha llamao para que visitemos su camerino antes del concierto que dará hoy, y p´allá que nos vamos disparás. Cuando llegamos al recinto del concierto aporreamos la puerta con decisión, pa que se vea el poder de la prensa. Nos vamos pal camerino de Avril, que en este momento está con los chicos de la banda que tocará en el concierto, y que le piden que como hoy es el cumpleaños de todos ellos cinco (
??) que a ver si se tatúa sus nombres en el cuerpo, pa enseñarlo aluego durante el concierto al público. Avril les dice que no tiene cuerpo suficiente pa tanto nombre, y menos si el nuevo bajista se llama Huckeberry, así que puerta. Los chicos se van más bien mohínos y oigo que uno le dice a otro: "Te dije que no colaría".
Avril nos saluda con cariño porque sabe que somos de la prensa fina, no como esos warros que le sacan fotos hasta en el baño y le preguntan memeces. Nos enseña el camerino, que es modesto: unas sillas pa las visitas, una mesita donde hay una pizza a la que le pega de cuando en cuando unos bocaos que da miedo verlos, una neverita con zumos y refrescos, un ramo de flores mu bonito que le han mandao de avrilspain, una guitarra y poco más. Eso es modestia y no lo que vi el año pasao en el camerino de la Britney Spears, que tenía tantas flores y cestas de flores (que se había mandao ella misma) que se comían el oxígeno y no se podía respirar y el meet and greet con los fans hubo que hacerse en el lavabo de señoras, que estaba embozao y todo quedó la mar de warro.
Pero lo que nos interesa a nosotras es el tocador con sus secretos de belleza y p´allá que nos vamos afanosas. Y también aquí vemos modestia: negro pa los ojos y un potecito de maquillaje. "Más que nada es por los focos, porque te deslumbran y dañan la vista, y según cómo el foco te ilumine la cara puedes parecer muy pálida". Hay que ver cuánto sabe la chica. Vemos también champú, un secador pal pelo, jabón para las manos y lo que más nos llama la atención: un cepillo de dientes enorme como jamás había visto yo uno igual. Avril se da cuenta de nuestro asombro y se pone un poco colorá.
Aluego vemos un frasco muy curioso. Qué es, preguntamos. "Perfume de canela. Lo uso en vez de desodorante de spray, porque no confío en ellos y creo que son perjudiciales para la salud de la mujer". Nos invita a olerlo y desde luego tiene un aroma muy curioso y agradable. Se echa un poco en las manos y se lo pone en las axilas y, dadivosa que es ella, nos invita a hacer lo mismo, así que yo también me unto las manos y me arrebaño el sobaco con canela a base de bien, y al poco ya estamos las dos oliéndonos los sobacos la una a la otra pa acomparar y el nuestro propio, y echándonos más canela en las manos y untándonos bien untás todo el sobacazo con el perfume, y venga de olernos, y agarramos un colocón de canela impresionante. Ahora entiendo yo que mi abuela cantaba siempre cuando yo era pequeña la canción de "La flor de la canela", se ve que ya conocían sus efectos; si es que lo que no hayan inventao nuestros abuenos no lo inventaremos nosotros.
Total, que acanelás perdías nos derrumbamos en unas sillas cuando llega la public relations a decirle que ya están aquí los fans para el meet and greet. Anda que está ahora Avril como para eso, si no pué con su alma con el canelazo que lleva encima. Llegan los fans, cuatro chicas y dos chicos que se lanzan en plancha a arrodillarse ante ella y jurarle a gritos amor eterno y aluego empiezan a atizarse los dos de lo lindo por celos y porque "yo me arrodillé primero". Avril saca fuerzas de flaqueza y se va pa las chicas, que se limitan a dar saltitos y chillidos, y les firma las afotos, los cedés y los devedeses, y sin querer las envuelve a toas con la nube de canela y quedan toas colocadas también.
Terminao el meet and greet, y como el concierto ya va a empezar, Avril corre a darse una ducha pa despejarse del canelazo, "que si no la gente dirá que si canto medio dormida, que si me falta ímpetu". Cuando termina nos invita a ducharnos también, si queremos. y yo le pregunto si me puedo aduchar con el bajista y me dice que no sea warra, que esto es otro efecto de la canela, que además de colocar da calenturas.
Cuando nos vamos pal concierto aprovecho que está distraída pa mangarle el frasco de perfume de canela, que nunca se sabe cuando pué haber necesidá.
